viernes, 2 de septiembre de 2011

Balnco





- Ven, acércate más, mírame bien.

Estoy aquí, otra vez, para darme contigo.

No me dejes así, tan pura, tan blanca,

con ansia de tus pensamientos.

- No sé si pueda, me da miedo.

- Vísteme.
Piénsame cubierta con el vestido negro que me inventas, 
mánchame con las ideas vertiginosas de tu mente,
trázame de nuevo.

- Tengo miedo de no hacerlo bien,
tengo miedo al fracaso.

- Lo harás bien, lo sé. Acércate y penétrame en silencio,
que sólo se oiga el ruido de tu cuerpo llenándome de ríos, 
pintándome de formas.

- ¿Y si me quedo corto?, ¿si te falto?,
¿si me paso?

- Pon los ojos, la mirada, el universo,
en tus manos y tócame.
Dame la locura de tu gracia,
dame la fluidez, del sentimiento.

- ¿Y si no puedo?, ¿si no te amo lo suficiente para volcarme, pervertirte transformarte?

- Entonces vendrá otra a seducirte
como lo hago yo ahora.
Se posará frente a ti y volverá el rito.
Mirará, como yo, 
tus inseguridades,tus miedos,
y te atrapará para que la inundes con tus desvaríos, 
para que le digas, te abras, le cuentes.

- No quiero tocarte y luego ver en ti mi fracaso.
No quiero verte después y dejar de quererte.
No quiero que seas mi espejo negro.
Tengo miedo a ya no desearte.

- Dame tu alma dorada, tu mente infinita.
Arriesga la vida, el puño, la letra.
Transfórmame, querido escritor
que quiero dejar de ser hoja blanca.

Edmée Pardo Murray

sábado, 20 de agosto de 2011

Las dimensiones del diálogo


Ojos que escuchan, escenas aleatorias, poesía improvisada, respuestas a enigmas, conocerte a ti mismo. Este espacio de azares y de un va y ven de historias  que viajan por el viento y que recorren cada rincón del ser.
El lenguaje, no sólo una superflua plática, tampoco ataduras de paradigmas, sino las alas para explorar las dimensiones del diálogo.